El cuidado de los dientes es fundamental para nuestro bienestar. Una dentadura sana te permitirá comer todo tipo de alimentos y mostrar una sonrisa con la que sentirte seguro.
Por ese motivo es tan importante seguir la recomendación de cepillarse los dientes después de cada comida (al menos tres 3 veces al día) para mantenerlos limpios y asegurarnos de que se eliminan los restos de alimentos que hayan podido quedar en la boca.
Sin embargo, aun siguiendo uno buenos hábitos de higiene dental, con el paso del tiempo hay desechos que se van acumulando en las zonas de la dentadura en las que resulta más complicado acceder durante el cepillado. Por dicha razón es primordial que acudamos a un odontólogo con regularidad para revisar la dentadura, y evaluar la necesidad de realizar una limpieza dental. Como norma general, lo recomendable es realizar una revisión cada 6 meses, y una limpieza dental una vez al año.
Objetivo de la Limpieza dental
Como su nombre lo indica, el principal objetivo es limpiar en profundidad la dentadura del paciente. Pero además, una limpieza puede ayudar a determinar el alcance de algunas afecciones que se detectaron inicialmente durante la revisión.
Aunque seas una de esas personas a las que le asusta un poco acudir al dentista, no debes tener ningún miedo a las limpiezas dentales, ya que se trata de una de las intervenciones más sencillas de las realizadas por los odontólogos. Para una limpieza dental no se necesita anestesia, dura un promedio de 20 minutos y generalmente es un tratamiento indoloro.
Además de los beneficios para la salud de tu dentadura, una limpieza dental te permitirá lucir una sonrisa limpia.
¿Qué se hace en una limpieza dental?
La limpieza dental cuenta con los siguientes pasos:
- Se realiza una revisión general de tu boca, para ver el estado general de la salud bucal y para observar qué áreas están más afectadas para así centrarse en esas zonas durante la limpieza.
- A continuación, se procede a la fase de raspado, donde se elimina los deshechos de comida, depósitos de placa y sarro. Se utiliza para ello una herramienta llamada cureta.
- Con cepillos interdentales se limpian los espacios entre dientes. También se puede usar hilo dental.
- Después se procede a utilizar agua a presión combinada con bicarbonato para eliminar manchas formadas por alimentos o bebidas.
- El odontólogo aplica pasta fluorada y blanqueadora a lo largo de la dentadura para luego pulirla. Con este paso se logra que los dientes queden lisos y tengan un tono más blanco y limpio.
- En ocasiones se aplica un gel antiinflamatorio para que las molestias (si hubo) en el proceso dental se reduzcan, y a su vez, evitar que las encías se inflamen.
¿La limpieza bucal duele?
Como casi todo lo relacionado con odontología, la limpieza bucal a veces tiende a molestar un poco a ciertos pacientes, sin embargo, en la mayoría de los casos es prácticamente indolora. Si ya has decidido realizarte una limpieza dental, tienes que tener en cuenta que a veces las encías suelen sangrar por la técnica del raspado o por el agua a presión, sin embargo, este procedimiento no debería tener mayores consecuencias.
¿Son realmente necesarias las limpiezas bucales?
Definitivamente ¡si!. La limpieza bucal hace que los dientes estén realmente limpios y sanos, ya que se eliminan de nuestra boca los restos de comida que pueden causar un grave daño a nuestra dentadura a corto o largo plazo.
¿Existen varios tipos de limpiezas bucales?
Hay otra técnica de limpieza dental más compleja denominada curetaje. Se realiza con anestesia local, ya que resulta molesto y en algunos casos puede causar dolor. Aquí no sólo se elimina el sarro y los restos de comida de la dentadura, sino que también se eliminan los restos de tejido enfermo que se halla en las bolsas periodontales.
Una limpieza dental nos ayuda a mantener nuestra boca sana. No olvides acudir regularmente a tu dentista, para evaluar el estado de tu dentadura y planificar las limpiezas dentales necesarias para mantenerla en buen estado.