Acerca de las muelas del juicio

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El paso de los años afecta a múltiples aspectos de nuestro cuerpo, y por supuesto la boca no iba a ser menos.

Los principales cambios que experimentamos en nuestra dentadura a lo largo de los años son:

  • Aparición de nuestra primera dentadura: los dientes primarios o dientes de leche. Este proceso suele comenzar en torno a los 6 meses y completarse en torno a los 3 años.
  • Sustitución de los dientes de leche por la dentadura definitiva. El proceso suele comenzar en torno a los 6 años y completarse en torno a los 12 años.
  • Nacimiento de las muelas del juicio. Normalmente entre los 17 y los 23 años.

Seguramente cuando escuchas hablar de las muelas del juicio lo primero que se te viene a la cabeza es dolor y la incomodad de lidiar con su aparición y crecimiento. Pero no hay porqué tener miedo. Las muelas del juicio no necesariamente tienen que implicar dolor. Cuando aparecen como es debido no hay porqué alarmarse.

¿Qué son las muelas del juicio?

Se denomina muelas del juicio a los 4 molares situados al fondo de la boca, en la posición final de la dentadura (dos arriba y dos abajo). Reciben este nombre porque aparecen entre los 17 a 23 años aproximadamente y son las últimas piezas dentales que crecen de forma natural en nuestra dentadura a lo largo de nuestra vida.

Son por tanto terceros molares que ocupan el último lugar en la disposición de las piezas dentales dentro de la boca.

Las muelas del juicio son piezas dentales especialmente resistentes, y antiguamente su principal función era ayudar a masticar carne cruda y a triturar raíces. Por supuesto nuestra alimentación ha ido evolucionando con el tiempo, y hoy en día los alimentos que consumimos habitualmente son más blandos y suaves que los que consumían nuestros antepasados. Por ese motivo las muelas del juicio ya no son tan importantes en nuestra época, y de hecho los pacientes que por distintos motivos necesitan extraerlas,  pueden vivir sin ellas perfectamente.

¿Qué implica la aparición de las muelas del juicio?

La aparición de las muelas del juicio no necesariamente tiene que implicar dolor. Cuando nacen sin complicaciones y sin afectar a otros dientes vecinos, no suelen causar molestias y conservarlas tampoco causa ningún problema.

Sin embargo, los problemas con las muelas del juicio aparecen cuando al momento de comenzar a crecer no cuentan con el espacio necesario.

Normalmente cuando salen los dientes van destinados a ocupar un espacio específico. Pero las muelas del juicio, al ser las últimas piezas en salir, muchas veces ya no tienen espacio suficiente, porque ha sido ocupado por las demás piezas de la dentadura.

Muelas del juicio retenidas.

Hablamos de muelas del juicio retenidas cuando estas no cuentan con el espacio necesario para salir y posicionarse correctamente.

Esta patología suele asociarse con mucho dolor, puesto que cuando las muelas del juicio no tienen suficiente espacio o no crecen con la inclinación adecuada, pueden golpear y empujar a otras piezas dentales contiguas. En estos casos lo habitual es recurrir a la extracción de las muelas del juicio antes de que causen daños irreversibles en otras piezas.

Aunque crezcan debidamente y no causen ningún problema, hay personas que optan igualmente por extraer las muelas del juicio. Esto se debe a que, al estar ubicadas en un lugar tan al fondo de la dentadura, es difícil limpiarlas correctamente durante el cepillado. Al ser más proclives a acumular placa bacteriana y restos de comida, son un posible foco de infecciones que pueden ocasionar distintos problemas tanto a las propias muelas del juicio como a piezas adyacentes y a la salud bucodental en general.