Después de una cirugía de obturación dental, es importante conocer cuáles son los alimentos recomendados y cuáles deben evitarse en las próximas semanas. Las prótesis temporales no deben usarse para masticar alimentos duros o crujientes, como el pan tostado u hortalizas crudas como la zanahoria, ya que debilitarían dichas prótesis, ralentizando el proceso de recuperación.
«¿Qué puedo comer después de un implante dental?». No son pocos los pacientes que se formulan esta pregunta. Aunque el odontólogo especializado debería facilitarles esta información, en las siguientes líneas se repasará un listado de alimentos recomendados, dedicando un apéndice final a las bebidas y comidas que deben desecharse a corto y largo plazo.
¿Qué se puede comer después de un implante dental?
Por lo general, los especialistas en odontología recomiendan a sus pacientes seguir una dieta blanda tras obturación dental, prefiriendo bocado fáciles de masticar y digerir frente a aquellos crudos, de textura dura o demasiado ácidos y azucarados.
Entre los alimentos que comer después de un implante dental destacan los jugos de frutas, las gelatinas, el pudín o las frutas suaves como los plátanos, mangos, duraznos y peras, evitando aquellas que contengan pequeñas semillas (frambuesas, fresas, etc.).
Igualmente se recomienda la salsa de manzana, las verduras al vapor, el pescado hervido e incluso el estofado de pollo o asado, extremando la precaución con las espinas y huesos pequeños que puedan pasar desapercibidos a la vista.
Pero además, los alimentos que pueden comerse después del implante dental incluyen sopas con pequeños trozos de verduras y carne, platos como el tofu, panes suaves, espaguetis, macarrones o arroces.
En lo que respecta al desayuno y la merienda, están permitidos los postres no azucarados, como determinados pastelitos y magdalenas, así como bebidas como la leche, el té o las infusiones. Los helados de frutas y batidos pueden consumirse con cuidado y moderación. Huelga decir que los cambios bruscos de temperatura no hacen ningún bien a las piezas dentales que han sido empastadas de manera reciente.
Asimismo, los pacientes son libres de consumir yogures, purés, huevos revueltos y quesos suaves como el requesón, la mozzarella, el queso fresco o el queso de cabra. Otros alimentos no listados podrán consumirse siempre y cuando tengan una contextura blanca, estén libres de semillas y trazas y no sean demasiado azucarados o ácidos, respondiendo a las exigencias de un régimen hepatoprotector (dieta blanda).
¿Y qué alimentos deben evitarse después de un implante dental?
Tan importante como saber qué comer después de un implante dental es conocer qué alimentos son especialmente nocivos durante los primeros 10-14 días posteriores a una intervención dental. Deben evitarse frutas y hortalizas duras como las manzanas o las zanahorias, frituras como las patatas fritas o productos sometidos a congelación, como los sorbetes o los cubitos de hielo.
Preparados como el pan crujiente o tostado, las hamburguesas, los perritos calientes, los filetes y carnes asadas, tortillas de patatas o pescados a la parrilla deben ser descartados de la dieta.
A largo plazo, y con el fin de mejorar su salud bucodental, es recomendable que los pacientes encuentren un sustituto adecuado para los tés fuertes, el café o el vino tinto, que pueden deteriorar tanto los dientes naturales como los implantes.
Las bebidas alcohólicas y energizantes deben ser rechazados por razones que van más allá del cuidado de los dientes, así como los preparados culinarios con un alto contenido en azúcar, perjudicial para la salud dental. En cualquier caso, se aconseja seguir esta dieta blanda durante un mínimo de 7-15 días después de la intervención, evitando masticar con los implantes dentales más recientes.